26 febrero, 2014

En el recuerdo, para siempre

"Cuando yo era un niño, el flamenco era sólo la música de mi gente, del pueblo andaluz. La música de los patios, de las noches sin fin, del vino y de la pobreza. Era la música de mi padre, que solía regresar al amanecer, con su guitarra a la espalda y dos duros en los bolsillos, lo suficiente para nuestro aceite de oliva y pan para el desayuno. Era también la música de mis vecinos, su consuelo, sus recuerdos y, a veces, era el espectáculo curioso que organizaban en sus casas los caballeros del sur -señoritos-en sus fiestas. Eso era todo. Ahora, ese sonido, se ha extendido por todo el mundo, incluyendo aquí, en Berklee. Hoy, el flamenco, se honra en las más importantes escuela de música del mundo. No puedo más que sentir que, más allá del orgullo y del honor, esta celebración es un triunfo de la revolución. Gracias, muchas gracias por este honor. Legitima las cosas que he estado defendiendo toda mi vida. Cuando se es reconocido por el conocimiento y el entendimiento nadie lo pone en duda. Muchas gracias".

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