24 octubre, 2009

Platón hoy

LA ATMOSFERA DE LIBERTAD VACIA DE EDUCACION Y DE UN JUSTO SISTEMA DE VALORES PERMITE, POR SU FRAGILIDAD Y PERMEABILIDAD, QUE APAREZCAN OTRA VEZ LOS FACTORES QUE MUEVEN LA DISCORDIA Y DIVIDEN LA SOCIEDAD: EL EGOISMO Y LA IGNORANCIA.

" -¿Y no es también el ansia de aquello que la democracia define como su propio bien lo que disuelve a ésta?

-¿Y qué es eso que dices que define como tal?

-La libertad -repliqué-. En un Estado gobernado democráticamente oirás decir, creo yo, que ella es lo más hermoso de todo y que, por tanto, sólo allí vale la pena de vivir a quien sea libre por naturaleza.

-En efecto -observó -, estas palabras se repiten con frecuencia.

-¿Pero acaso -y esto es lo que iba a decir ahora- el ansia de esa libertad y la incuria de todo lo demás no hace cambiar a este régimen político y no lo pone en situación de necesitar de la tiranía? -dije yo.

-¿Cómo? -preguntó.

-Pienso que, cuando una ciudad gobernada democráticamente y sedienta de libertad tiene al frente a unos malos escanciadores y se emborracha más allá de lo conveniente con ese licor sin mezcla, entonces castiga a sus gobernantes, si no son totalmente blandos y si no le procuran aquélla en abundancia, tachándolos de malvados y oligárquicos .

-Efectivamente, eso es lo que hacen-dijo.

-Y a quienes se someten a los gobernantes -dije- les injuria como a esclavos voluntarios y hombres de nada; y a los gobernantes que se asemejan a los gobernados y a los gobernados que parecen gobernantes los encomia y honra así en público como en privado. ¿No es, pues, forzoso que en una tal ciudad la libertad se extienda a todo?

-¿Cómo no?

-Y que se filtre la indisciplina, ¡oh, querido amigo!, en los domicilios privados -dije- y que termine por imbuirse hasta en las bestias .

-¿Cómo ha de entenderse eso que dices? -preguntó.

-Pues que el padre -dije- se acostumbra a hacerse igual al hijo y a temer a los hijos, y el hijo a hacerse igual al padre y a no respetar ni temer a sus progenitores a fin de ser enteramente libre; y el meteco se iguala al ciudadano y el ciudadano al meteco y el forastero ni más ni menos.

-Sí, eso ocurre -dijo.

-Eso y otras pequeñeces por el estilo -dije-: allí el maestro teme a sus discípulos y les adula; los alumnos menosprecian a sus maestros y del mismo modo a sus ayos; y, en general, los jóvenes se equiparan a los mayores y rivalizan con ellos de palabra y de obra, y los ancianos, condescendiendo con los jóvenes, se hinchen de buen humor y de jocosidad, imitando a los muchachos, para no parecerles agrios ni despóticos.

-Así es en un todo -dijo.

-Y el colmo, amigo, de este exceso de libertad en la democracia -dije yo- ocurre en tal ciudad cuando los que han sido comprados con dinero no son menos libres que quienes los han comprado. Y a poco nos olvidamos de decir cuánta igualdad y libertad hay en las mujeres respecto de los hombres y en los hombres respecto de las mujeres.

[...]
 
-La demasiada libertad parece, pues, que no termina en otra cosa sino en un exceso de esclavitud lo mismo para el particular que para la ciudad.

-Así parece, ciertamente.

-Y por lo tanto -proseguí- es natural que la tiranía no pueda establecerse sino arrancando de la democracia; o sea que, a mi parecer, de la extrema libertad sale la mayor y más ruda esclavitud

-Eso es lo natural, en efecto -replicó."

                                                                                                                Platón; La República, 562 b ss.