14 noviembre, 2005

Antígona

CORO
Estrofa 1ª
Muchas cosas asombrosas existen y, con todo, nada más asombroso que el hombre. Él se dirige al otro lado del blanco mar con la ayuda del tempestuoso viento Sur, bajo las rugientes olas avanzando, y a la más poderosa de las diosas, a la imperecedera e infatigable Tierra, trabaja sin descanso, haciendo girar los arados año tras año, al ararla con mulos.
Antístrofa 1ª
El hombre que es hábil da caza, envolviéndolos con los lazos de sus redes, a la especie de los aturdidos pájaros y a los rebaños de agrestes fieras y a los peces que viven en el mar. Por sus mañas se apodera del animal del campo que va a través delos montes, y unce al yugo que rodea la cerviz al caballo de espesas crines, así como al infatigable toro montaraz.
Estrofa 2ª
Se enseñó a sí mismo el lenguaje y el alado pensamiento, así como las civilizadas maneras de comportarse, y también fecundo en recursos, aprendió a esquivar bajo el cielo los dardos de los desapacibles hielos y los de las lluvias inclementes. Nada de lo por venir le encuentra falto de recursos. Sólo del Hades no tendrá escapatória. De enfermedades que no tenían remedio ya ha discurrido posibles evasiones.
Antístrofa 2ª
Poseyendo una habilidad superior a lo que se puede uno imaginar, la desteza para ingeniar recursos la encamina unas veces al mal, otras veces al bien. Será un alto cargo en la ciudad, respetando las leyes de la tierra y la justicia de los dioses que obliga por juarmento.
Desterrado sea aquel que, debido a su osadía, se da a lo que no está bien. ¡Que no llegue a sentarse junto a mi hogar ni participe de mis pensamientos el que haga esto!
Sófocles, Antígona; vv. 332-375